EL PATIO...

domingo, 21 de abril de 2013



Es el azar o la casualidad. “¿Qué es primero el huevo o la gallina?”

Hay quienes piensan los hechos que se suceden en nuestras vidas como una cadena de actos con una finalidad última, promovido ¿por? Otros piensan simplemente que sobre los hechos, no teniendo control, acontece el azar dentro de unas probabilidades. Me centrare en las probabilidades, y de aprovecharlas o no. Para mí la vida es una enorme mesa de billar, donde las decisiones que tomamos o dejamos de tomar, cuales bolas, van a interaccionar con las demás, los demás sobre nosotros y nosotros sobre los demás.

Suele decirse que “la inspiración viene a sorprendernos en el trabajo” –aunque sea en el intermedio entre una tarea y otra, o en el descanso-, lo cierto es que quien se percata cuando “pasa” es “quien está predispuesto a echarle el guante”.

La enseñanza, el aprendizaje, la educación,… es algo dinámico y por tanto dentro de una “organización” debe andar “inquieta por atrapar las circunstancias que las hace validarse”, la educación, la enseñanza… existe por su funcionalidad, por su potencialidad de explicar, controlar y predecir hechos naturales. Existe porque vale, pero su valía radica, o así debiera ser, en cuanto que nos ayuda a ser libres (como personas), autónomos (económicamente para resolver nuestra subsistencia y calidad de vida) y solidarios (porque somos seres filogenéticamente colectivos).

Os relataré dos experiencias consecutivas que tuve la oportunidad de vivir el viernes, durante el período de “guardia” en el recreo de los alumnos. 

La primera aconteció cuando un alumno de los mayores me comunicó que otro, más joven, andaba arrojando piedras a un enjambre de abejas que habían establecido una colonia en la rama de un árbol del patio. Atiendo la demanda y me inquiere la curiosidad, y la sorpresa, y también la “guardia” porque otros compañeros, aun que avisados andaban cerca y las abejas alarmadas cubrían unos cuantos metros de diámetro. Mi salida fue aprovechar para instruir y valorar la oportunidad de observar el comportamiento de estos insectos que se encargan de la polinización. ¡dios, la polinización, poca cosa!, amén de la miel, la cera, el própolis, el polen!. También valió para resolver el asunto de “prevención de riesgos laborales”, llamando al 112 y planteando la situación. Ellos nos enviaron a un señor del Ayuntamiento, el cual apenas en una hora acudía y resolvía el evento. Comentó que en la semana había actuado en cuatro casos con éste, las nuevas reinas se desplazan y mediante las feromonas, la “colonia se aglutina en un nuevo territorio” donde en simbiosis trabajan, viven y cuidan la naturaleza. 
Digamos, que en vez de dar una orden seca y asunto “resuelto”, me valí de ella para “este montaje” –positivo que lo llaman-.

La segunda experiencia surgió cuando tres alumnas saltaran la valla y se fugaran. Fueron unos los que me lo comunicaron, y las vi correr alejándose, pero el asunto en cuestión surgía en el reproche de otros al alumno que me lo dijera, tildándole de chivato. Y “eclosionó otro asunto para el debate”: la asunción de las normas de convivencia y “las reglas del grupo”. 

Existe entre los “colectivos de iguales” - respecto del superior o intruso- la consigna de “lavar los trapos en casa”, y se castiga a los soplones… así que la primera premisa era corregir la “consideración de la conducta repudiada”. Partiendo de mi consigna personal (no siempre la cumplo) “lo impuesto aplasta” y aliena, las normas del Centro no pueden ser entendidas como “imposiciones disciplinarias” sino como un régimen de organización para nuestro óptimo funcionamiento. El juego del “gato y el ratón” no es un juego constructivo, además de estéril. Si nos consideramos educadores tendremos que engarzar “argumentos” validos y generalizables. En fin, quedamos que el lunes “afinaríamos” el planteamiento. Había sonado “la campana”, y cada cual a su rincón… de estudio.

Se admiten opiniones... incluso disputas. Pero no nos quejemos, resolvamos.

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