Desde 1964, para conmemorar la muerte de Gandhi, se celebra el 30 de enero el Día Escolar de la No Violencia y la Paz, reconocido por la UNESCO en 1993. En esta fecha se
recuerda la necesidad de la educación para la tolerancia, la
solidaridad, el respeto a los Derechos Humanos, la no violencia y la
paz.
La cuestión es que por acción u omisión ante situaciones de violencia de género, maltrato infantil y juvenil, explotación laboral y discriminacion salarial, cuando no favorecemos el comercio justo y los tratados internacionales imponen injustas trabas, cuando perseguimosa los que sufren migraciones y huidas por guerras o hambrunas a causa de desastres naturales o inducidas por otros hombres, ... se vulnera los principios de justicia ...
Si
quieres la paz, siembra justicia
Al
analizar el siguiente comentario sobre el asunto de la paz, quiero valerme de
dos sistemas de pensamientos y axiologías que han movido hasta las fechas, a
los pueblos históricos del mundo. Por
aquello que es más fácil percibir y diferenciar por contrarios, me serviré de
dos tópicos claramente contrastados cuales antítesis, y tras análisis de sus
procesos, valorar los resultados a corto, medio y largo plazo.
Los
dos tópicos los condensaré en las sentencias históricas… la primera del siglo
cuarto de nuestra era, la segunda, dieciséis siglos después, reciente, del
siglo pasado.
La primera:
“si quieres/buscas
la paz, prepara la guerra” (De lo militar, de Publio
Flavio Vegecio). La segunda: “la paz no es la ausencia de conflictos sino la práctica de la justicia”.
Dos sentencias
que condicionan estilos de vidas y organizan a una sociedad … La primera,
se expresa de modo totalitario: “si vis
pacem para bellum”, parece querer pasar por verdad que tras la guerra se
halla la paz, como de una vida de sufrimiento la gloria… Son pensamientos
agresivos y revanchistas… las guerras no guardan progresos sino destrucción y
aniquilamientos… Los hay que tratan de justificar las guerras en aras a los
avances tecnológicos que “por defenderse o atacar, se genera” pero los
resultados siempre son en realidad lamentables, salvo para los vencedores que
obtienen los tesoros de los pueblos vencidos… Existe otra sentencia a la hora
de argumentar estos resultados, y la hiciera un fabulista francés, del siglo
XVII, Jean de La Fontaine, advirtiéndonos: “la razón del más fuerte, siempre es
la mejor”… de hecho, se cuenta que la historia la escriben los vencedores… los
aniquilados, o no tienen voz o quedaron sin votos…
Tras
los humos de las victorias siempre se esconden grandes mentiras, horrendas
aberraciones y vanaglorias huecas, y sobretodo, grandes desgastes, desastres y
penurias… además de expolios y demás vilezas. Las guerras destruyen campos,
industrias, poblaciones, infraestructuras y recursos... y la misma moral. ¡Claro!
los que la sufren, no los que la hacen… Las guerras generan mayores
desigualdades sociales, los ricos acaparan más riquezas, y los pobres aún más
empobrecidos, malviven o emigran … Todas las guerras generan migraciones, cuando
no deportaciones, por los propios desastres de las guerras. Desastres que
llegan a las raíces mismas de las relaciones humanas, familias rotas por heridas
de traiciones, delaciones o no asistir a necesitados y desesperados en
necesidades extremas… Todos ante las guerras nos hacemos vulnerables, los
derechos quedan suspendidos y no hay garantías…
La
guerra se hace, se prepara, se incuba, no surge de la nada, ni de golpe
aparece. Cual criatura se gesta, se cría y se educa… pero aún hemos podido
observar, precisamente por las experiencias de guerras vividas, que las guerras
como ocurriera con Pirro, rey … consume tal cantidad de recursos que, aún
ganando, perdiera. El propio imperio español sucumbe por la aniquilación de los
recursos disponibles. Las guerras de religión en los países europeos dejaron
una cruda experiencia de su inutilidad, y es que la misma respuesta de Miguel
de Unamuno a Millán Astray lo condensa: “venceréis, pero no convenceréis” pues
el que vence ciertamente se expone a sufrir la rebelión del vencido, mientras
que el convencido siempre quedara como aliado.
Hoy,
testigos de la historia, no podemos repetir las mismas formulas y
procedimientos comprobados que sólo produjeran aniquilación… Hoy, en la
actualidad, con armas terriblemente sofisticadas y precisas, no nos podemos
exponer a tales maniobras, porque como comprobamos, muchos aliados en un
momento, se convierten en adversarios y, “las cañas se hacen lanzas… cualquier
operación se puede volver en su contra.
De
todos estos hechos referidos, hoy hemos descubierto que, solo trabajando por la
justicia, y corrigiendo las desigualdades en el acceso a ella, cimentamos la
paz… No podemos admitir la desigualdad, ni por prevalencia de unas razas,
pueblos, poderes, creencias… porque en la medida que se cultiva la injusticia
nos hacemos todos más vulnerables… Solo los imbéciles agrandan las heridas, las
brechas y grietas. Ni tampoco tapándonos los ojos, o levantando muros o
silenciado noticias… Todas las vidas en conjunto resultan ser vital porque todos somos uno.
Ante
esta conciencia nos enfrentamos a otro problema: no querer oír ni ver ni sentir
aquellas circunstancias de vulnerabilidad ... prestando atención a otros útiles
de consumo, que cuales opiáceos, anestesian o anulan la angustia que esas
conductas contrarias a esa justicia… generan. Somos muy reivindicativos de
nuestros derechos, pero nos mostramos enormemente insolidarios, por lo cual,
nos convertimos en vulnerables porque la fuerza de la cohesión se desvanece.
Hoy
sabemos a ciencia cierta que nuestro planeta y su existencia de vida corren a
par la misma suerte. Si queremos continuar la vida hemos de preservar tanto el
planeta como el conjunto, con su diversidad y complementariedad, salvándolo
desde una relación armónica… y como advirtiera el propio oráculo de Delfos,
“nada en exceso”. Así
que –cada uno- hemos de equilibrar nuestras conductas y templar nuestros
sentimientos.
Si
quieres la paz siembra justicia
30 de enero de
2018
la película "el huevo de la serpiente" - Ingmar Bergman- resulta ofrecernos una visión cinematografiada de la realidad de la violencia y sus raices.
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