…y de "Halloween" que va la cosa …

jueves, 18 de octubre de 2018



LA EDUCACIÓN COMO EXPLORACIÓN Y CONQUISTA DE NUESTROS “MUNDOS” PARA EL DISFRUTE COMPARTIDO DE LOS BIENES DE LA NATURALEZA.



…y de Halloween que va la cosa …



Pudiera pensarse que las palabras sólo transmiten “pensares y decires”, y no que también aportaran claves con los que dilucidar y descifrar otros misterios … existenciales.

Por ello trasiego, aún en mis pensamientos otros cimientos …

Sobre “La IGNORANCIA Y LO IGNOTO”, perfilo: La ignorancia* resulta ser producto de la negligencia, -*siendo consciente que discrimino a aquellas personas que no hayan podido alfabetizarse, pues no por ello se las venga a considerar ignorantes … que, si bien al hombre primitivo no le era posible “documentarse”, no por ello le consideramos ignorante-.  Pero también añado con igual prudencia, de la negligencia, cuando o quien creyéndose creer saber, si su saber le cierra la visión y revisión de lo “instruido”, pudiera incurrir en igual error al ignorar otras soluciones.

Por ello describía, que se ignora cuando pudiendo conocer y saber se desdeña la posibilidad de acceder a una fuente de consciencia. Y cuando de la ignorancia y lo ignoto, a fin de cuentas, no busco ordenar “los embrollos de elocuencias y sapiencias”, sino los retos ante nuestra existencia. Y heme aquí que me sirviera de la propuesta de Johari y su conocida “ventana”.

Con mis alumnos, les he propuesto un trabajo “personal” sobre <los miedos por traumas y los traumas por miedos>, y cual terapia en grupo, afrontar su desenlace.

Los miedos son inherentes al hombre. ¿De qué que siempre hayamos tirado de escapularios y talismanes… bien encima de nuestros hombros o de nuestros accesos …? Nuestra conciencia mágica nos ha llevado y llenado de tótems y diosecillos… unos con sangre en el frontispicio, otros con cabezas de gorgonas, … los hay con exorcismos, también con jaculatorias … unos por espantar los males, otros por domeñarlos.

Vamos a tratar el asunto en primera persona, parcialicemos y diferenciemos, yendo por partes en el siguiente análisis:

El yo privado e íntimo Lo que yo sé de mí, y sólo yo sé. (este espacio es privativo de cada cual, pero es a través de este espacio como podemos someter y apaciguar nuestras sombras oscuras)

De mí mismo
Lo que los demás saben
Lo que los demás no saben
Lo que yo sé
El yo público
Lo que yo sé de mí y los demás no saben
Lo que yo no sé
Lo que yo no sé, pero los demás si saben.
Lo que ni yo, ni nadie saben de mí.

Se trata que a través de un “juego” de transacciones emocionales y percepciones-elaboraciones cognoscitivas e interpretativas, descubrir esa zona desconocida de uno mismo y en la cual pueden guardarse esos fantasmas-monstruos que bloquean nuestro mundo endógeno y exógeno.

Es claro que esa zona roja resulta ser lo ignoto, lo que sólo con la colaboración de los demás podamos colonizar y disfrutar… nosotros mismos. Resulta sr un trabajo de conquista de uno mismo, y de autorrealización personal, lo cual nos reportará plácida y autentica felicidad.



¡Y con que uno piense “lo más mínimo”, ya me doy por satisfecho!

La evaluación de los productos –cuales fueran- guarda la intención y finalidad de “por el proceso, los resultados; y de los resultados, el proceso” … Dicen que dijera Pitágoras, “educa al joven y no será necesario castigar a hombre” … Ahora celebramos la vuelta de la “asignatura de Filosofía” en el temario del bachillerato … y me pregunto, ¿Cuándo hacemos matemáticas, no hacemos filosofía? Cuándo de física y astronomía tratamos. ¿No compendiamos un saber en un asunto concreto, dilucidando los antecedentes y consecuentes, y no tan solo, “la respuesta”?   Lo concreto no puede ser comprendido sin lo abstracto, tanto un plano como el otro, han de vivir complementados… La Educación planta el germen, el hombre su cultivo y cosecha, pero sin “educación*/reflexión”, no puede existir civilización.

*recordemos que aprendizaje supone asimilación, interiorización, elaboración y aplicación… 

¡Eh!, y reflexión/evaluación… ¿Lo que hago, vale?

Si algo me da miedo, es de la ignorancia.

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