Las leyes (paritarias) son el tejado
de una sociedad. Toda sociedad se dota de leyes para garantizar su convivencia.
Las leyes se caracterizan porque en
un Estado Democrático Social y de Derecho están construidas por todos e IGUALES,
y para todos
aplicadas sin distinción.
Si las normas y leyes no fueran
iguales para todos resultara ser porque establecen privilegios y fundamentan
desigualdades, de tal modo que generan injusticias… Entonces los gobiernos
resultan ser tiranos EN CUANTO BENEFIACIAN A UNOS (LOS ADEPTOS) Y PERJUDICAN A
OTROS (LOS ABYECTOS), y por tanto los ciudadanos, pasan a ser plebeyos,
siervos y esclavos …
Hoy, dentro de la sociedad, hay
grupos que, al margen de la ley, pretenden crear bajo "las armas" de la extorsión y la coacción, un “reino”
igual de injusto, que altera la convivencia minando las bases y cimientos del Derecho.
Bajo la “ley del silencio” buscan ampararse, e impiden y coartan la libertad de
pensamiento y sentimiento, de opinión y expresión… Estos grupos se dicen
salvadores, pero son meros parásitos que succionan y expolian tras "seudoderechos", las propias vidas de la mayoría. Pues siempre resulta la injusticia de la prepotencia de una minoría
contra una mayoría, desequilibrada por la coacción y las amenazas. No hay posibilidad de pactos entre
desiguales, por mera justicia.
Me duelo y sorprendo porque el motivo
de este escrito me surgía de unos problemas observados en la convivencia en un
Instituto … y casi he desembocado en un comentario político de ámbito nacional …
¡Válgame el mismo cielo tal proeza…! Quizás fuera porque el “microcosmos” solo
hace reproducción del “macrocosmos” … ¡Dejémoslo así!
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