Las estaciones del tiempo
(Tan solo un breve y simple cuento)
InYerno era el guardián del gélido páramo que rodeaba la extensa
fortaleza que custodiaba a Vera, su prima.
Vera era una joven eterna que el frío
mantenía fresca, lozana y hermosa. Un día, quiso alejarse del gélido territorio
para explorar nuevas aventuras con las que poder descubrir lo ignoto.
Sin despedirse de su primo fue avanzando
y adentrándose en otros espacios. Éstos eran cálidos y a veces, incluso
extremadamente caliente, pudiendo llegar a lo tórrido. El calor agostaba y secaba los frutos de aquellos campos. Por esta
razón le asignó por nombre, No Vera, porque en nada era de su agrado.
En su aventura alcanzó nuevos horizontes
donde encontrará a un ser llamado Toño, pero que ella, fascinada y admirándole,
le advirtiera ¡Oh, Toño!, con exclamada alegría. Y junto a Oh-Toño volvió
tranquila a su gélido páramo.
Pero al volver, esperando encontrarse con su primo, encontró a un
extraño. Quien creyera Vera que fuera InYerno, decía ser OnreYni, un aparente
diferente como el ser inverso en su reflejo. También le sorprendiera que su
solitario primo estuviera ahora acompañado, ya que, en esta transformación, se
ligó con Fortuna.
InYerno, como Jano -aquella deidad romana
también conocida por Janeiro-, mostraba dos faces,
dejando ver ahora la otra. Y es que, cuando alguien retorna a un lugar,
creyendo llegar al mismo espacio, éste se ha transformado mediante el efecto
que el tiempo provoca en todos los seres.
La Tierra que nos hace y mantiene,
siempre nos está gestando, regenerando, renovando, y en la renovación, la
mudanza de nuestros rasgos.
Y también, en esta regeneración, la
recreación de posibilidades y potencialidades; pues, he aquí la razón del
encuentro con Fortuna. Fortuna es la oportunidad e identidad que aparece tras
las tornas de la adversidad y del agotamiento que, tras el cambio, como puerta,
el acceso a nuevas aventuras y logros. He aquí pues la razón de esta
prometedora compañía.
Así, In-Yerno, su prima Vera, quien no-Vera o verano, y Oh-Toño,
celebrarán una gran fiesta en la que durante todo el año bailaran juntos a
Fortuna en esta Tierra, al compás de los ritmos del Sol.
Y tararí-tararán, estas aventuras otros cantaran …
25 de marzo del año del Covid-19
Rafael Parejo Herrera
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